domingo, 3 de junio de 2012

sábado, 31 de marzo de 2012

Sillas... Delight... Hamacas

Vaya por delante que no soy comercial de ninguna marca. Las razones que me asisten para hablar de esta silla son muchas y muy variadas y responden a mi juicio y criterio personal.
Soy un piloto de parapente desde hace más de 15 años, y he volado con todo tipo de sillas. Desde las primeras sillas con Airbag de Supair, de hace más de diez años, pasando previamente por las Skyangel de protección rígida, hasta, más recientemente, con la Gin Genie III, probada la IV y alguna Wody valley,( no recuerdo el modelo ahora) últimamente he volado con la Altirando XP, de montaña con mochila reversible. Sin olvidar las sillas de diseño “europeo” de la línea de “skyline”, que volé durante un año y pico… una silla “salvaje” por cierto, de un pilotaje muy activo y dinámico. Y por supuesto la línea comercial de Supair de los años 90 (randonaisse). En resumen me siento capacitado para hablar de una gama más o menos amplia de diseños; y, por supuesto estoy abierto al debate, y un par de cañas si hace falta para mentir algo más…
Me llamaron la atención, inicialmente, cuando decidí que ya era hora del cambio, las sillas de Advance Impress 3 y la Ligth; ambas más por la ligereza y estilo peculiar de esta sillas que por otra razón. No voy a tratar de comparar ninguna de ellas entre sí, ni respecto de la Delight porque no tengo ningún interés en manifestar públicamente lo que me parece una respecto de las otras y porque no he probado las advance (aún) fundamentalmente. Sin embargo, si debo decir que pilotos que ya la tienen y la vuelan (la impress3) me han hablado maravillas de ella. Voy a comentar mis impresiones y decisión personal en la elección de la Sup´Air Deligth, porque tengo una y la he probado. Simplemente. Y porque en mi búsqueda de este tipo de sillas no he encontrado ninguna opinión, salvo alguna de carácter comercial, que me haya podido orientar en la elección. Por ello y porque creo que en este mundo compartir este tipo de información es útil y mejora nuestra confianza sobre el deporte, su práctica y su buen desarrollo, lejos de la necesaria, pero interesada, acción de los agentes comerciales y fabricantes que ofrecen una imagen parcial de su producto respecto del resto. Soy consciente de que mi opinión puede o no interesar a los pilotos, por ello considero que debo dejar de manifiesto, que no tengo ninguna pretensión ni, tampoco, ánimo de ofrecer a nadie algo porque a mí me guste; tan solo pongo un grano de arena en este mundo porque creo que es probable, y solo probable, que alguien mostrará interés por ello o si tiene la suerte de poder cambiar de silla y decide apostar por una de estas, tenga un referente más para decidirse o no.
Al grano: El concepto de esta silla es muy convincente y atractivo. Es una “silla hamaca”, carece de tabla y no es rígida, salvo en alguna zona dorsal del respaldo, debidamente acolchada, dode puedes instalar un Camelbag. A pesar de haber sido una de las principales promociones en la carrera de montaña XAlps del 2011, (el 2º clasificado llevaba una y estaba como silla oficial entre los 10 primeros) no me parece que sea una silla para “especialistas”. A primera vista luce un Look deportivo que impresiona, pero una vez que vas familiarizándote con ella descubres que es una silla sin secretos ni concesiones en seguridad o pilotaje. Es decir que puede ser utilizada por pilotos con unos cuantos vuelos y que quieran mejorar su técnica de pilotaje y las prestaciones de su vuelo, además de tener la ventaja de pilotar una de las opciones del mercado de silla ultraligera sin comprometer en exceso la seguridad pasiva. La geometría es sencilla, a pesar de ser una silla sin tabla, que se ajusta con cuatro hebillas. Tiene un ABS “directo”, que notas en cada balanceo, entre las cintas que aseguran las piernas. La tracción en todo el conjunto del arnés es dinámica y directa, creándose un equilibrio perfecto, sin comprometer los movimientos “involuntarios” del pilotaje. Entre otras cosas, porque no son muy apreciables al no pivotar el peso sobre una superficie rígida como es la tabla. Es la mayor ventaja de esta silla, en térmica no notas las sacudidas porque se amortigua de una manera increíble. Acompañas cada movimiento, por “duro” que sea, con una cadencia increíble. Los anclajes de las bandas a la silla, se producen a 44 cm de la base, como en casi todas las sillas “convencionales” lo que la hace muy estable, sin perjudicar el pilotaje. La Gin Genie tiene a esa altura los mosquetones, la Altirando XP también, así como la mayoría de las sillas de Cross.
Encaja y transmite perfectamente todos los movimientos del ala y lo que pasa encima de la silla con una precisión que hasta ahora, yo, solo había conocido con la geometría del “envoltorio” de la GIN Genie III (la IV es similar). (Sigo pensando que es una de las mejores sillas que se han fabricado, que conste.) A lo anterior ayuda, y mucho, el que la silla no tenga tabla. Bueno, tiene una tabla, la que apoya los pies. Y es sobre la que “descansa” en muchos momentos el pilotaje. El piloto que haya utilizado frecuentemente la tracción de un buen estribo, haciendo algo más con él que reposar los pies, sabrá lo que digo. Es una gran asistencia al pilotaje, vaya. Y después de haber volado con el estribo como apoyo la tabla del carenado es una gran asistencia para volar cómodo y en constante transmisión con toda la maquinaria implicada en el vuelo. Una vez reglado el arnés, la comodidad es absoluta. No tiene ni una sola pega. Todo el cuerpo queda “envuelto” dentro de la “hamaca” y se compromete con el vuelo de forma solidaria. Tras la maniobra de despegue, introducirse en el carenado es sencillo y rápido, no compromete el pilotaje en ese delicado momento del vuelo. Y si inicialmente echas de mendos la tabla en el trasero, a la primera sacudida de la térmica (o la dinámica) te olvidas de ella (y casi se agradece). Una vez que te das cuenta que estas girando un +2 o un +3 reconoces que te has olvidado de cómo se volaba con tabla y te encuentras muy cómodo ( pero mucho!!!) girando con todo el cuerpo de un modo fluido, amortiguado y muy eficiente. El giro con esta silla es una maniobra intuitiva, cadenciada, suave y amortiguada. Llevas la vela de un modo directo y regulando la tracción de los mandos de acuerdo con la inclinación que inviertes en cada movimiento. Sin compromisos en el pilotaje. La asistencia que ofrece las bandas de las perneras en la geometría de la silla es una garantía para afinar en el giro. Enseguida te acostumbras a ello.
Es una silla que envuelve de una forma armoniosa tu peso y permite, de una forma muy cómoda, administrarlo para el pilotaje activo. Y es aquí, en el pilotaje activo, donde destaca el concepto de este nuevo diseño de silla hamaca. El “inconveniente” principal de este tipo de diseño es que hace el pilotaje un poco más físico. Inviertes más esfuerzo abdominal que en una silla convencional cuando empiezan los meneos. En realidad, creo, y es una impresión muy personal, que el estrés que provocan los meneos ahí arriba, unidos a que, a menudo la térmica te quiere escupir hacia fuera, te implica más en el pilotaje y al venir de un pilotaje basado en la tabla, que distribuye el peso de una forma diferente, te hace emplear a fondo en la transferencia de pesos para controlar los “meneos”. Sin embargo, al poco rato de pelear con la “turbulencia” térmica descubres que la falta de tabla no es un inconveniente para el pilotaje activo, sino, al contrario, que la silla se implica con todo tu peso cada vez que siente una descarga de presión en una de las alas. Se parece algo a cómo se compensan las inercias en vuelo cuando haces un biplaza. Si con la tabla, esta forma de administrar “los contrapesos” se guiaba por la abertura de la cinta ventral, (más abierto mas meneos, mas cerrada menos) con este tipo de arnés la ventral envuelve más o menos al piloto, pero no lo deja a merced de una posición (mas ceñida o menos ceñida) en la rigidez de la tabla sino que lo desplaza de forma mucho más amortiguada hacia el lado que la vela necesita para recuperarse de un fortuito cambio de presión interna. Lo cual permite modular la apertura de la ventral para el estilo de pilotaje que cada uno quiera sin compromiso de la transferencia de pesos a cada lado de la silla. Y por supuesto conociendo bien el ala que vuelas. (El piloto que quiera jugar con este parámetro debe saber y haber experimentado lo que se siente al volar con la ventral abierta o cerrada y lo que ello significa en términos de seguridad, pilotaje y rendimiento, así como conocer a la perfección el trapo que lleva encima.) Los detractores de este tipo de sillas hablan de que la recuperación en una plegada es mucho más costosa que con una tabla. Debo manifestar mi contrariedad. Vuelo una ATIS 3 de Sky. Es una EN-B superior, muy dinámica, y muy divertida (no es una vela de “compe” ni una C o D clase serial, de esas que se menean a toda pastilla) eso sí, pliega como todas. No es un gran ejemplo de vela plegadora. Debo confesar. Aun así me arriesgo y digo:
He descubierto que con esta silla los meneos, obviamente son idénticos que con las otras, pero no “interrumpen” el pilotaje; es decir, que la transferencia de pesos que “involuntariamente” provoca la hamaca evita muchos colapsos y los que no puede evitar porque se producen indefectiblemente, no son ni más ni menos complicados de sacar que con las otras sillas. Los gestos sirven igual y lo que uno tiene asimilado mecánicamente para sacar una gran plegada en las sillas con tabla sirve exactamente igual para este tipo de sillas. Solo que da la sensación de que tendrás menso oportunidades de sacar plegadas con esta silla. Si bien, debo decir también que escasamente he tenido plegadas de un 30% de vela con esta silla (típica “orejita” en térmica). Lo cual no sé si debo agradecerlo a que con su forma de volar se evitan más o que simplemente no era el día del “plegadón”. Si hay algo remarcable avisaré. Pero confío en que no será necesario. Hoy son ir más lejos he tenido que pelear con térmicas rotas y turbulentas y no he tenido ni una sola incidencia; al contrario me he sentido muy a gusto en ella, concentrado en el pilotaje hasta que se ha roto la térmica definitivamente En cualquier caso, es un “envoltorio” magnífico para estar horas en el aire; muy cómoda y con la sensación de estar equipado con una silla para hacer muchos Km, pasar la tarde simplemente entre térmicas anchas y gansas o gandulear por una ladera de la playa sacando fotos o brillo a las poleas del acelerador. Equipada con un paraca light (de 1,1 Kg) un vario y un GPS, el conjunto no alcanza los cinco Kg. Una maravilla que permite viajar con ella y tu vela a dónde quieras, para volar sin comprometer tu seguridad pasiva, ni el pilotaje. Y no digo nada ya, si te gusta subir montañas y despegar desde una cresta… es la silla ideal para la montaña, y para viajar. Los materiales a pesar de ser muy ligeros no transmiten fragilidad o durabilidad limitada. Se comportan con la manejabilidad de las “normales” y dan la sensación de que va a ser para mucho tiempo. Yo ya he empezado mi “noviazgo”, es muy reciente. Y como todo flechazo estoy encantado con ella.